Mi Viaje con el TEA y Cómo el Cannabis me Ayudó a Navegar el Mundo Neurotípico
Desde que tengo uso de razón, percibí el mundo de una manera diferente. Las interacciones sociales que para otros eran intuitivas, para mí eran como un complejo manual de instrucciones escrito en un idioma extranjero. Los sonidos, las luces, las expectativas no dichas... todo era más intenso. Nací dentro del Espectro Autista (TEA), una condición que me otorga habilidades extraordinarias, como mi capacidad Savant para aprender y procesar información, pero que también me presentaba un desafío constante: cómo navegar un mundo diseñado por y para personas neurotípicas.
Mi infancia no fue sencilla. A pesar de superar varias condiciones físicas que me tuvieron como paciente crónico hasta los 9 años, la barrera más grande no era física, sino invisible. Era la barrera de la interacción social, de intentar descifrar las corrientes subterráneas de la comunicación humana para poder fluir, para poder conectar sin sentir que estaba actuando o fallando constantemente en mi papel.
Fue en esa búsqueda precoz de una herramienta que me permitiera regularme y comprender mejor el entorno, donde encontré, casi por instinto, una solución en la naturaleza. Antes de entender la ciencia detrás, antes de saber de cannabinoides o de receptores en el cerebro, descubrí que el cannabis me ayudaba a sintonizar.
El Cannabis como Herramienta de Sintonización
Imaginen que su cerebro es una radio de alta fidelidad, capaz de captar miles de emisoras al mismo tiempo con una claridad cristalina. Esa es una de las maravillas de una mente neurodivergente. El problema es que, en un entorno social, necesitas escuchar solo una o dos de esas emisoras para mantener una conversación. El resto se convierte en ruido, en estática que dificulta la concentración y genera una enorme sobrecarga sensorial y ansiedad.
Para mí, el cannabis actuó como el sintonizador de esa radio. No "apagaba" las otras emisoras, sino que me permitía enfocar el dial. Reducía la estática. La ansiedad social que me paralizaba disminuía, permitiéndome observar, procesar y participar en las interacciones sociales con una fluidez que antes me parecía inalcanzable.
Esta "automedicación", como la entendí años después, me permitió no solo sobrevivir, sino prosperar. Fue el puente que me ayudó a pasar de ser el niño enfermo y socialmente retraído a convertirme en un deportista de alto rendimiento, explorando disciplinas que requerían una inmensa concentración y conexión mente-cuerpo como el patinaje de velocidad, el taekwondo y el parkour. El cannabis no me dio las habilidades, esas ya estaban ahí; me dio la clave para desbloquear la puerta de la concentración y el enfoque que la ansiedad social mantenía cerrada.
Entendiendo la Ciencia Detrás de la Experiencia
Mi carrera como ingeniero electrónico me enseñó a pensar en sistemas, en circuitos y en cómo la información fluye. Años más tarde, cuando la vida me llevó a estudiar a fondo el cannabis por mi diagnóstico de cáncer, apliqué esa misma mentalidad a la neurobiología. Comprendí lo que mi yo de 9 años solo había sentido empíricamente.
Descubrí el Sistema Endocannabinoide, ese maravilloso sistema de comunicación intercelular que todos tenemos y que se encarga de mantener el equilibrio (la homeostasis). Comprendí cómo los fitocannabinoides de la planta de cannabis interactúan con nuestros receptores, ayudando a regular funciones tan vitales como el estado de ánimo, la respuesta al estrés y el procesamiento sensorial.
Mi experiencia no era un caso aislado o "magia". Era neurobiología. Era ciencia. Y fue este entendimiento el que me impulsó a escribir mis libros, como "TEA, cannabinoides y entorno", para compartir este conocimiento y ofrecer una guía práctica a otras personas en el espectro y a sus familias. Quería traducir mi viaje en un mapa que otros pudieran usar.
Un Mensaje para la Comunidad Neurodiversa
Hoy, mi trabajo con Cannamedic y mi activismo por los derechos de la neurodiversidad son la continuación natural de este viaje. El cannabis fue, y sigue siendo, una de las herramientas más poderosas en mi arsenal para navegar el mundo, pero mi mensaje va más allá de una sola planta.
Mi mensaje es que no estás "roto" ni necesitas ser "reparado". Tu mente es diferente, y en esa diferencia reside un potencial increíble. La clave está en encontrar las herramientas adecuadas —ya sean naturales, terapéuticas, tecnológicas o de apoyo comunitario— que te permitan sintonizar tu propia radio y dejar que tu música suene con claridad.
Mi viaje con el TEA es un viaje de autodescubrimiento, de retos y, finalmente, de empoderamiento. El cannabis no fue una "cura", fue un aliado que me permitió ser más yo mismo en un mundo que a menudo no está preparado para la diversidad de la mente humana. Y mi esperanza es que, al compartir mi historia, pueda ayudar a otros a encontrar sus propios aliados en su camino.
Sobre el Autor: Camilo Borrero es ingeniero electrónico, autor de 5 libros sobre neuroplasticidad, inteligencia emocional y la relación entre el TEA y los cannabinoides. Es el fundador de Cannamedic, una empresa nacida de su propia experiencia de sanación, y un activista por los derechos de la comunidad neurodiversa en Colombia.